Se puede transformar a muy diferentes escalas, existen desde hace siglos pequeñas explotaciones en las que la corriente de un río mueve un rotor de palas y genera un movimiento aplicado, por ejemplo, en molinos rurales. Sin embargo, la utilización más significativa la constituyen las centrales hidroeléctricas de presas, aunque estas últimas no son consideradas formas de energía verde por el alto impacto ambiental que producen.
Cuando el Sol calienta la Tierra, además de generar corrientes de
aire, hace que el agua del mar, principalmente, se evapore y ascienda
por el aire y se mueva hacia las regiones montañosas, para luego caer en
forma de lluvia. Esta agua se puede colectar y retener mediante presas.
Parte del agua almacenada se deja salir para que se mueva los álabes de
una turbina engranada con un generador de energía eléctrica.
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